jueves, 7 de mayo de 2009

Brasil: la sequía reduce el caudal de las cataratas del Iguazú


Unos turistas observan desde una lancha el salto conocido como la Garganta del Diablo, en el lado brasileño de las cataratas de Iguazú, el 17 de enero de 2007. La sequía que afecta al sur de Brasil transformó uno de los paisajes más conocidos del país, en el estado de Paraná. Las paredes de las cascadas y el fondo del río son ahora visibles.

La sequía que afecta el sur de Brasil transformó uno de los paisajes más conocidos del país, las cataratas del Iguazú, en el estado de Paraná: las paredes de las cascadas y el fondo del río son ahora visibles.

Las cataratas, en pleno bosque tropical en la frontera entre Brasil y Argentina, tienen actualmente un tercio del caudal de agua habitual de esta maravilla natural incluida en el patrimonio mundial por la Unesco en 1984, según la televisión Globo.

Se trata de un conjunto de 275 cascadas que forman un frente de unos 2,5 kilómetros, la mayoría en Argentina.

Pero esta sequía tiene un lado positivo: ecologistas brasileños aprovechan para limpiar el lugar.

Al pie de las caídas del lado brasileño, donde el lecho del río Paraná está prácticamente seco, integrantes de una ONG se zambullen y retiran todo tipo de desechos: CDs, peines, máquinas de fotos, pilas, botellas de plástico y hasta paraguas.

Una parte de estos desechos puede originarse en otras ciudades sobre el río, pero una buena parte es arrojado por turistas poco escrupulosos, según el ecologista Tassio Lima.

La región sur de Brasil sufre la peor sequía de los últimos 80 años, mientras el árido noreste del país es golpeado por graves inundaciones.

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