Resistencia, capital de la provincia del Chaco, vive de espaldas a la naturaleza, especialmente sus rìos y su sistema de lagunas. Muchos confundieron progreso con la eliminaciòn de los bosques naturales de gran belleza. Esta forma de pensar y actuar apareja la destrucciòn del equilibrio ecològico.
Pese al ancho de sus calles y avenidas la ciudad no posee un arbolado acorde con las necesidades climàticas y de paisaje. No existen criterios de ordenamiento urbano razonables y el capricho individual es moneda corriente.Como resultado: caos y deterioro ambiental.
Un estudio reciente determina que ésta capital corre el peligro de quedarse en diez años con menos de la mitad de sus árboles lo que constituirà un deterioro en la calidad de vida de su poblaciòn.
En pocos años se convertirá en una meseta de cemento con un ambiente muy deteriorado; el aumento de las temperaturas máximas provocado por las irradiaciones de calor convertirá a grandes areas en desiertos urbanos o en un verdadero infierno.
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